El Ayuntamiento de Son Servera, a través de la Concejalía de Movilidad, instaló antes de la crisis del Covid-19 dos radares pedagógicos, uno en la avenida Joan Servera Camps, en la entrada de Cala Millor, y el otro en la calle Ciutat, en la entrada del pueblo desde Sant Llorenç, dos de los puntos con más tráfico del municipio y que ya han empezado a funcionar. Los dos radares están preparados para medir la velocidad de los vehículos mediante una antena de ondas magnéticas que permiten conocer la velocidad a la cuál circula un vehículo hasta a 300 metros de distancia. Estos radares instalados en Son Servera se encienden por colores dependiendo de la velocidad a la que se circula: se enciende el color verde cuando el vehículo circula a una velocidad inferior o igual a la permitida en la vía en concreto; el rojo si la supera por poco, y aparece la señal de peligro cuando el vehículo circula a una velocidad muy superior a la permitida. En ningún caso se muestra la velocidad total a la que se circula si es superior a la permitida, sino que aparece la señal de peligro, evitando así el efecto contrario del radar y provocar posibles competiciones de velocidad. Estos aparatos permitirán llevar a cabo estudios del tráfico dentro del municipio, a la vez que servirán para concienciar y sensibilizar a la sociedad de la necesidad de circular con prudencia y cumplir las velocidades establecidas dentro del pueblo. Hay que matizar que en ningún caso estos radares tienen una finalidad sancionadora, sino únicamente pedagógica.
Sergio Valbuena, regidor de Policía y Movilidad, considera esta medida como una buena manera de garantizar y mejorar la seguridad a municipio: "Con esta medida protegemos los peatones y concienciamos a los conductores de la importancia y necesidad de mantener una velocidad prudente".
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